El impacto de los residuos electrónicos sobre el planeta

En 2022 se produjeron 62 millones de toneladas de residuos electrónicos1.
Esto incluye todos los electrodomésticos (lavadoras, estufas, radios, calculadoras, cepillos de dientes eléctricos, etc.) y todos los equipos informáticos y de telecomunicaciones (teléfonos inteligentes, teléfonos, impresoras, monitores, etc.)2.

¿Por qué se generan tales cantidades de desechos? ¿Por qué, en la mayoría de los casos, nuestra primera reacción ante un aparato electrónico defectuoso es tirarlo y reemplazarlo, cuando a menudo nos tomamos el tiempo de reparar nuestros vehículos, por ejemplo, para mantenerlos en buen estado de funcionamiento?

Una lógica extractivista

El costo de compra es obviamente un factor clave: un auto es mucho más caro que un par de audifonos. Sin embargo, algunos teléfonos inteligentes o computadores son tan caros que tendría sentido repararlos en lugar de reemplazarlos. Pero, ¿por qué no consideramos que la reparación es la solución más adecuada?

En relación con la obsolescencia programada, es fundamental entender que los modelos económicos de los dispositivos electrónicos se basan actualmente en una lógica extractivista y lineal. En este sistema, se extraen materias primas para hacer un producto, el cual luego es vendido. Después de su uso, este producto generalmente se desecha, empezando nuevamente el ciclo de producción.

En este caso, la única opción rentable es la venta de un nuevo producto. Pero, ¿cómo aumentar sus ganancias cuando el mercado está saturado?, ¿si la mayoría de las personas que pueden y quieren comprar un teléfono inteligente ya tienen uno?

Una forma de fomentar el consumo de nuevos productos es, en lugar de prolongar su vida útil (y entonces menos rentable), dificultar o encarecer las reparaciones. Este es el caso con ciertos componentes electrónicos que están soldados, lo que hace casi imposible reparar, por ejemplo, la pantalla de un teléfono sin un desmontaje completo, o cuando la información técnica es inaccesible para los reparadores independientes. Esta estrategia tiene como objetivo mantener el control sobre el mercado de reparación y alentar a los consumidores a comprar nuevos productos para reemplazar sus dispositivos antiguos.

¿Cuáles son las consecuencias?

Respecto a las materias primas, esta dinámica favorece una lógica extractivista que puede resultar contraproducente. Para algunos productos, como computadoras o teléfonos inteligentes, la cantidad de recursos y metales necesarios es considerable. Esta dependencia de la extracción puede generar complicaciones geopolíticas y de suministro a mediano y largo plazo.

En el otro extremo del proceso, durante el fin de vida de los aparatos, se genera una gran cantidad de residuos sin tratar. Un informe de la ONU informa de que solo el 22% de los 62 millones de toneladas de residuos electrónicos se recogieron y reciclaron adecuadamente en 2022. Es decir, más de 48 millones de toneladas de residuos eléctricos y electrónicos no han sido tratados. Han sido quemados, dejados en vertederos o botados.

El final del ciclo de vida de los productos electrónicos: un gran desafío

Los dispositivos electrónicos contienen sustancias nocivas para el medio ambiente y la salud de las personas si no se tratan adecuadamente: mercurio, cadmio, plomo, cromo, retardadores bromados y otros más. Al usar los dispositivos, estas sustancias no son dañinas, pero cuando se desechan y no se tratan adecuadamente, se liberan al medio ambiente. La gestión inadecuada de los residuos electrónicos al final de su vida útil conduce a la contaminación del agua, el suelo y el aire. Además, la extracción y el reciclaje informales de estos materiales tienen consecuencias adversas para la salud de los involucrados, incluyendo daños en el sistema nervioso y otros problemas de salud graves.

Reciclaje, un equilibrio a la vista

¿Qué hacer con todos estos residuos? La primera solución que nos viene a la mente es el reciclaje.
Pero, ¿qué se entiende por reciclaje? En este contexto, se trata de recuperar materiales presentes en los residuos, como el cobre, el oro u otros metales, para reutilizarlos en la fabricación de nuevos productos tras un tratamiento adecuado. Se trata de un cambio de paradigma, pasando de un sistema lineal de extracción–producción–residuos a una economía circular. En este modelo, al final de la vida útil de un producto, éste se desmonta, sus componentes se recuperan y se reintegran al ciclo productivo como materias primas reutilizadas, en lugar de ser extraídas de nuevo.

El sector del reciclaje, en este caso, cumple dos funciones:

  • Reduce la cantidad de residuos generados a través de la extracción de recursos reutilizables
  • Contribuye a proteger el medio ambiente y la salud humana evitando que residuos potencialmente tóxicos sean lanzados a la naturaleza.

El paradigma de la economía circular y el reciclaje está integrado en algunas leyes y políticas. Se trata de imponer la responsabilidad por la contaminación vinculada a la creación, producción e importación de productos con impactos en el medio ambiente y la salud.

Aunque existen puntos de reciclaje donde es posible depositar residuos, no es el caso en todos los países. Hay muchos vertederos a cielo abierto de residuos electrónicos, lo que causa problemas de salud, especialmente debido a los componentes químicos, a las personas que están en contacto con estos residuos. De hecho, algunos electrodomésticos son quemados para poder recuperar más fácilmente ciertos metales como el cobre. Por lo tanto, lo ideal no es solo fomentar el reciclaje de los residuos electrónicos y eléctricos, sino también garantizar que los fabricantes de estos dispositivos sean responsables de cómo se hará.

Además, es importante destacar que, aunque el reciclaje es esencial, no está exento de impactos ambientales:

  • Este proceso requiere energía, lo que conduce a cierta contaminación,
  • Los materiales generalmente no se pueden reciclar indefinidamente. Por lo tanto, esto implicará un nuevo proceso de extracción de un nuevo material y creación de un nuevo producto,
  • No todo se puede reciclar: los teléfonos inteligentes contienen alrededor de 70 tipos de materiales, 50 de los cuales son metales. Muchos de estos materiales se encuentran en pequeñas cantidades y, a menudo, en forma de aleaciones, lo que los hace poco económicos de extraer y reciclar. Como resultado, solo 20 de los 70 materiales utilizados, o sea poco menos de un tercio, se reciclan efectivamente.

El reciclaje es una de las soluciones para garantizar el tratamiento de los residuos, pero solo debe considerarse al final de la vida útil del dispositivo, ya que el desmantelamiento para recuperar las materias primas que contiene es costoso.

Reducción de la huella ecológica a través de la reutilización

Antes del reciclaje, primero está la reutilización de los dispositivos usados. Esto a menudo se hace a través de un proceso de reacondicionamiento, que es bastante común para computadoras y teléfonos inteligentes. En lugar de tirarlos y desmontarlos directamente, algunas empresas los reparan y los vuelven a poner en condiciones casi nuevas. Estos dispositivos se revenden o donan, dependiendo de la entidad que lleve a cabo el reacondicionamiento.

Este proceso alarga la vida útil del dispositivo, retrasa la generación de residuos y es una de las opciones con menor impacto ambiental. De hecho, a diferencia del reciclaje, evita reiniciar un proceso de creación a partir de materias primas, reutilizando los componentes y aparatos ya existentes.

Esta reutilización puede ser de todo el dispositivo o de determinados componentes del producto que serán utilizados para la reparación de otros aparatos. Pero la posibilidad de efectuar esto depende de la voluntad de las empresas que crean los productos. Ellas deciden si sus productos pueden ser reparados, reutilizados o reacondicionados fácilmente.

Muy difícil frenar la creciente cantidad de residuos electrónicos

Si bien la reutilización y el reciclaje son elementos esenciales que ayudan de manera efectiva a prevenir ciertos impactos socioambientales, no abordan el problema de fondo: los modelos de negocio basados en la extracción y el consumo constante de dispositivos. Debido a la creciente digitalización de las sociedades, este modelo tiende a aumentar: digitalización de trámites y servicios, alojamiento de toda la información que se genera, nuevos avances tecnológicos como los modelos de inteligencia artificial, cambio de paradigma de medios de transporte a eléctricos, multiplicación de objetos conectados… La cantidad y diversidad de las necesidades de recursos es enorme.

Sin un cambio de paradigma en el diseño de estos productos, adoptando un enfoque más circular y sostenible, la reutilización y el reciclaje por sí solos no serán suficientes para frenar el crecimiento exponencial de los residuos a escala global. Es imperativo repensar nuestros procesos productivos para garantizar un futuro sostenible. De hecho, en este momento, la producción de residuos electrónicos es alarmante, aumentando cinco veces más rápido que la cantidad de residuos reciclados.

Pero podemos actuar para reducir el impacto ambiental y generar menos residuos electrónicos

Una gran parte de la responsabilidad por los residuos electrónicos se debe a las grandes empresas y al modelo extractivista, como hemos demostrado a lo largo de este artículo.
Por otro lado, como consumidores y consumidoras, hay algunas acciones que podemos tomar para reducir nuestra compra de productos electrónicos:

  • Tomar conciencia de nuestro propio consumo de objetos electrónicos, de su frecuencia de uso, de su origen. ¿Cuáles son los patrones de consumo de dispositivos electrónicos que tenemos? ¿Cuántos años suelo conservar mi smartphone?
  • Rechazar consumos innecesarios y no sucumbir a la novedad de un nuevo modelo si no es absolutamente necesario.
  • Reducir nuestro consumo: en lugar de tener dos smartphones para tener dos números, puedo considerar un solo dispositivo con doble SIM. Del mismo modo, si tengo un teléfono inteligente, un tablet sin usar y una computadora, podría tener sentido vender mi tablet o dársela a alguien que la necesite, y no comprar una nueva. Esto nos permite optimizar el uso de nuestros dispositivos y reducir nuestro consumo.
  • Reutilizar aparatos electrónicos: Un dispositivo sin usar en un cajón podría ser muy valioso para alguien que lo necesite. Al regalarlo o venderlo, evitamos la creación de un nuevo aparato para esta persona. Si necesito un dispositivo que solo usaré en raras ocasiones, entonces puedo pedirlo prestado o arrendarlo. Por ejemplo, un amigo desarrollador tuvo que crear una aplicación para iPhone, pero no tenía un Mac. En lugar de comprar uno solo para este proyecto, alquiló uno por el período que tenía que trabajar.
  • Eligir productos que puedan repararse fácilmente y que ofrezcan esta posibilidad. Cuando mi dispositivo deje de funcionar, haré el esfuerzo de arreglarlo. Especialmente si el problema está en la batería o en un fallo de un componente, más que en una baja de rendimiento. Es posible influir en el futuro a partir del momento de la compra.
  • Realizar la mantención de los dispositivos: al cuidar nuestros objetos, poniendo por ejemplo una protección a un smartphone, evitando tomar café arriba de un computador o removiendo y limpiando regularmente los softwares y los dispositivos, alargamos la vida útil de estos. La negligencia puede conducir a la creación de desechos electrónicos innecesarios. La mantención y protección de nuestros objetos es fundamental, ya que va de la mano con la reparación : tienen como objetivo común alargar su vida útil.
  • Promover el reacondicionamiento: se trata de dar o vender nuestros dispositivos viejos a una empresa que los reacondicione para revenderlos, o a la hora de comprarlos, elegir dispositivos reacondicionados. Estos últimos, renovados por entidades certificadas, a menudo se venderán a un precio más bajo que productos equivalentes nuevos.

Pero por sobre todo, lo importante es preguntarnos qué tipo de consumo y uso tenemos y cómo podemos alargar la vida útil de nuestros dispositivos. Todos podemos actuar, ya sea que seamos consumidores, ya sea que trabajemos en la producción de dispositivos electrónicos o en el desarrollo de software.

  1. Naciones Unidas (2024) : https://news.un.org/fr/story/2024/03/1144341 ↩︎
  2. Para más informaciones, leer el Monitor Mundial de Residuos Electrónicos 2024 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) : https://www.itu.int/hub/publication/d-gen-e_waste-01-2024/ ↩︎

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